viernes, 6 de noviembre de 2015

El Rojo Hilo de Vida





El delgado rojo hilo de vida y coexistencia que une a dos personas, llega a un punto de tensión en el cual se corta o de tal relajación, que ninguno de los dos extremos están próximos a volver a sujetarse. 
Las relaciones interpersonales tienen esta cualidad. Son escasos los porcentajes en los que el hilo tiene la tensión correcta aplicada de la misma forma en ambos lados, ya que por más que mantengamos la esencia, la gente cambia su forma de ser así como cambia la forma en la que nos mira. Por consiguiente (y aunque no lo veamos o no queramos) nosotros "cambiamos" para ellos porque la tensión y atención que iba y volvía ya no está.

Muchos cumplen el ciclo del tirar y el aflojar el hilo hasta que sucede lo ya dicho. Esto da a entender que uno "cumple un ciclo" para el otro y/o viceversa si se es autocrítico. 
Terminado este ciclo, el interés paulatinamente se desvanece y al que mirábamos con admiración o afecto, terminamos por mirarlo como un desconocido. 
Sabido es que cada uno es único e irrepetible más allá de los que no se encuentran a sí mismos y terminan por copiar a otro. Pero este lugar que teníamos si bien no es reemplazable, lo terminan por ocupar otras personas.

Posterior a esto, muchos se empecinan en perseguir hilos que no pueden tener o que muchos otros achican a propósito para así, tenerlos a merced de uno y por consiguiente, manipular a su placer. Pretendiendo armar lazos para formar una robusta cuerda que son efímeros, sin fuerza más que la que ellos aplican ingenuamente. Ya que los mismos, terminan en decepción.

El ser vive por sí mismo y se relaciona en búsqueda de armar lazos, fuerte como cuerdas. Conoce gente en principio la cual posee el otro extremo el hilo para tensar de ambas partes desde el comienzo. Al no conformarse y terminar el ciclo interpersonal, terminan por ver robustez y fuerza en donde no la hay.

Vive en constante queja e inconformidad creando lazos que no sustenta o, por capricho, no puede sustentar y suelta las amarras de otras cuerdas las cuales les deja de importar.

"...Ya no se tiene cuidado. Se confía en la cuerda incorrecta que al caer en aguas turbias, no se deja agarrar. En afán de orgullo y descreimiento, no vimos que había otra cuerda... con el salvavidas que quizás del fondo... nos pudo llegar a sacar...."