domingo, 20 de mayo de 2018

La estasis astral

El estado de inercia polimorfa exaltaba la cualidad térrea.
Aquel momento de fijación material
pregonaba lo que pretendía ocurrir.

Un falso fuego asentado en una base carbónica,
en el entonces, recorría los tres centros,
como si aquella serpiente no encontrara escapatoria alguna.

Un aire en el margen de los hemisferios astrales, denotaba
que era insuficiente el influjo de su corriente
para que la división disonante, diacrónica no los siga dividiendo.

El vástago, que censurado de brotar se encontraba...
por una fuerza de vida que aún no emanaba.

Un arco iris, que en consecuencia, no contenía principio
ni final. Se devoraba así mismo en un policromo abismal.

Momento era entonces de cesar,
de ser picado por el cuervo con el cuerpo a lixiviar.
Ser bañado por un lumen en el crisol para que aquel cuerno,
al alba, volviese con su armónico a sonar.

¿Será este aprendizaje el que ha de abordar? ¿Cuándo recobraría el manto de cristal?

Sólo la palabra justa podría bastar, 
para que en resonancia
se desbloquee aquel cerrojo celestial...