lunes, 13 de enero de 2020

La Soledad

Del latín "solitas", radica en la "cualidad de estar sin alguien más" por sus componentes léxicos solus (solo) y el sufijo -dad (cualidad/calidad). Desde la antigua tradición según Fulcanelli, esta se divide en dos palabras: "Sol-Edad", dando como conjunción esta palabra, que deriva de "La Edad del Sol". Es la común unión del ser con su naturaleza ígnea y lumínica como la del astro refulgente, la época dorada donde el interior yace imbuido del color del plexo.

Esto se ve reflejado en la obra de Alexander Mann "The Lonely Road" (El Camino Solitario), como la ruta del Camino de Santiago de Compostela; donde el adepto se adentra a conocer los misterios de la vida y del esoterismo, teniéndose a sí mismo como única compañía.
Al igual que en la obra de Hans Thoma "Soledad", graficando la introspección en la que el hombre se sumerge para reactivar el movimiento astral del Microcosmos interior. Lo mismo ocurre en su "ora et labora" cuando transita la vía seca de la Gran Obra.

El vulgo ha tomado el papel de malinterpretar esta enseñanza, retromorfando la misma y confundiéndola con la desolación y la búsqueda de consuelo exterior, que radica en la necesidad desde el vacío en proclamar presencia de terceros con la finalidad de no apagarse, como cuando se enciende una vela para dar paz a los que han trascendido del plano material. Esta falsa luz, responde a la "des-solación" que es el detrimento del astral interno y al consuelo buscado.

El consolar-se irá acompañado desde la re-unión consigo mismo en base a la enseñanza de los preceptos, como han transitado Flamel y Maese Canches desde la exégesis de Abraham, en la cual como adeptos se han sumergido.



Mas no será esta posible si el vulgo busca incesantemente afuera la luz de la vela cuando, en principio, no vibra con su propio fuego interior.









La Flor

En la antigua tradición hermética, la flor es un símbolo que representa transmutación y resurrección. Basta con ver el ciclo de su vida desde que engendra la semilla el germen divino de su creación, pasando por el estadío de echar raíces a la tierra alimentada por la fuerza de vida del agua y en condiciones de luz y oscuridad junto con la ignición solar, pueda dar lugar a lo visible que percibimos ya naciente en calidad de materia.


La Fleur-de-Lis (Flor de Lis) es, desde su intrínseca esencia la sutileza en su invisible unidad hasta su visible manifestación; la más emblemática, enigmática y sublime representación de la luz surgida dentro de la oscuridad. Es símbolo de pureza, de inocencia.


Dicha gracia nace por intercesión de la oscuridad cenagal del pantano donde habita y florece. Cumpliéndose en ella el axioma: "como es arriba, es abajo". Simboliza la trinidad elemental alquímica así como su opuesto complementario tanto desde un astral como desde el otro. Junto con el León, la Cruz y el Águila es uno de los símbolos más utilizados en el esoterismo como se lo puede encontrar en cartas navales y mapas marcando el Norte geográfico como en "La rosa de los vientos". No es de sorprender que los Scouts la tengan como símbolo de su ideal (siempre hacia arriba). Siendo que la palabra "Scout" (en español escultismo) significando "explorar" teniendo su influencia catalana en "escoltar" (escuchar).



"Aquel que escucha la palabra desde el verbo en silencio, comprende. Quien explora desde su inocencia y pureza, descubre. Comprender en el descubrir, es entender el axioma de Hermes y el ciclo eterno de muerte y resurrección. Es aproximarse al germen divino y unitario de donde todo nace y todo muere para volver a nacer. Como la flor, que luego de brotar cumpliendo el ciclo elemental, desparrama sus semillas para así retornar nuevamente al entorno vibratorio donde se separará... para volver a re-unirse."