domingo, 30 de octubre de 2011

Razón de ser.



Fue allí mismo, donde comenzó todo y donde todo cayó.
Dentro del gran todo interno, en pleno momento de fisión
e intercambio energético de los polos, ocurrió el declive.

En mi intento por absorber y rechazar la mala vibra,
el agujero negro generado para tal fin,
absorbió más de lo que podría haber resistido jamás.
Sobrecargándose y provocando una reacción exoérgica.

El universo interno estalló, dejando rastros
de lo que alguna vez logré ser.
Y en el inmenso lago cósmico, se ven destellos
e imágenes en forma de recuerdos estelares.

Orbitan con escasa energía los satélites
que alguna vez, engendraron ideas magnéticas
y la idea de reformar el espacio mental con los restos.
Crear un nuevo universo a raíz de lo que alguna vez,
fue un sistema completo.

¿Qué vale más que la propia luz regenerada?
Implica silencio, introspección y la total capacidad
de autoaceptación. Ahí recién se puede hablar
de volver a pensar en la creación.

El cristal de la objetividad, aún agrietado,
hace sus últimos esfuerzos para regenerarse a sí mismo
y tener el control de decidir la dirección a tomar.

En ese momento, llegó a refractar el último ápice de esperanza,
en forma de luz. "Un rayo proveniente de la alineación planetaria
penetró en mi mente y me dijo mi razón de ser".


Y mientras tanto, sabiendo mi razón de ser,
debo lidiar con la dualidad interna y aceptarla.
Usando el silencio como aliado, la objetividad como herramienta
y la soledad como el entorno propicio para germinar
al nuevo ser.

¿Quién soy? ¿Qué soy? Son preguntas de las cuales
sólo yo tengo la respuesta...

No hay comentarios:

Publicar un comentario