domingo, 22 de mayo de 2011

Siete en uno

El silencio, cada vez mayor,
me acompañaba en mi interminable retiro a las sombras.
Sombras de mí, sombras que rodean las inmediaciones
y que absorben la oscuridad dejando pasar la luz victoriosa.


Y en ese silencio, encuentro a Mercurio en mi espíritu
que me dice: no te desalientes, recorrés un buen camino
que no tiene que frenarse.

Marte a su vez, lo apoya con su incesable voz guerrera,
incitándome a luchar en las tinieblas;

Júpiter está de acuerdo, siempre aportando datos de provecho.
Utilizando su mandato, su voz que no calla y la palabra exacta.


La Luna no se hace visible al estar oscura, y El Sol
no tiene a quién iluminar y presenta un brillo irregular. 

Pero.. Venus se ha escapado, no ha intercedido.
Ni siquiera dejó una pizca de polvo de amor.

Supe entonces que La Luna congeniaba con Venus,
y Saturno decidió por mí enfriando un poco al Sol.

Sólo para que éste sepa cuándo brillar.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario