domingo, 6 de abril de 2014

Amor por uno, para dos.






A veces me pregunto



¿Qué es lo que hace falta para que te ames como yo te amo, mujer?

Para que cuando te veas al espejo, veas tu verdadera esencia y no lo que te falta o lo que quisieras ser.



Dicen que uno no puede amar a otro si primero no se ama a sí mismo.

Entonces, ¿qué o a quién amás? ¿Amás tu forma de ser cuando estás con él? ¿O acaso el otro funciona a modo de espejo o proyección?



No comparto ese pensar. El amarse a uno mismo hace que esa proyección no exista, que se apaguen las luces de los demonios internos que arden en los ideales reprimidos.



Si yo me amo primero, puedo verte en tu totalidad y elegirte plenamente sin que tu imagen cambie con mi pensar.


Creeme que te amo mujer, amo quién sos y lo que sos aunque así no lo veas vos. 

Sino, ¿qué podrías cambiar? ¿Algo de eso te podría llegar a conformar? No pretendo que seas lo que yo quiero ni que mis palabras influyan en ti.



Caigo en la cuenta de que mi pregunta es un deseo. Mi amor hacia ti no se puede transfigurar en tu amor propio. Lo único que está en mi poder, es ser transparente para no lograr reflejar tu adversidad en mi ser.

Así, cuando al fin te logres encontrar, de otra forma ya nos podremos mirar....

No hay comentarios:

Publicar un comentario