El frenesí del tiempo aplaca al ser inestable y
lo deja en una inercia la cual lo maneja a su antojo. El paso es
circular como las agujas del reloj, pero éste se hace eterno al no saber
el camino a seguir. El ser enceguecido se obnubila y la paranoia
persecuta que genera el cambio constante y desbalanceado, lo lleva a
desquiciarse y perderse en la marea oscura de la mente...
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